Hace casi dos años, tras el estreno de "Los Partyculares", Manuel Menchaca me propuso una idea para un posible nuevo proyecto. Era una historia sencilla en la que dos personas, de mundos muy opuestos, conseguían encontrarse en medio de la tempestad de cambios que sufrió nuestro país a finales de la década de 1970. La idea me entusiasmó, y nos pusimos a trabajar en ella. Sin embargo el cine, como la vida, da muchas vueltas, y "Ay, Pavloba" es un buen ejemplo de ello. Sin perder su sencillez, la historia ha cambiado completamente. Ya no está ambientada en esa época, sino en una indeterminada, puede ser la actualidad, puede ser la década pasada... y los dos personajes ya no se encuentran sino que rompen una relación. Todo ello aderezado con un componente recogido de la ciencia ficción: el bucle temporal.
De un tiempo a esta parte me gusta decir que "Ay, Pavloba" es una comedia, un drama, una historia de amor y una historia de ciencia ficción, todo en uno. Comedia porque Manuel y yo no podemos desligarnos del terreno en el que mejor nos movemos y no somos capaces de reprimir ese insaciable deseo que nos empuja a querer hacer una sátira de circunstancias que todos hemos vivido. Drama por lo trágico que supone el final de cualquier relación entre dos personas y por las tribulaciones que por ello sufre el protagonista, Fer. Historia de amor porque éste es un elemento que está muy presente a lo largo de la narración, que toca a prácticamente todos los personajes que intervienen, además de que, para mi, sufrir una ruptura es parte de lo que supone experimentar el amor para cualquier ser humano. Y una historia de ciencia ficción porque para colmo de Fer el día en que le deja Pavloba se repite una y otra vez.
Esther Lastra hace de Pavloba
El brusco cambio que ha sufrido la historia se debe a muchas circunstancias. Como siempre a medida que pasa el tiempo las ideas que sobreviven van evolucionando y trasformándose. Además los cambios que uno mismo sufre a lo largo de su vida influyen inevitablemente en las historias que quiere contar a los demás, y la verdad es que "Ay, Pavloba", pese a ser ficción y estar basado en una idea de partida ajena, es el cortometraje más personal que he escrito.
En poco tiempo comenzará la grabación. El estrés aumenta a medida que se acerca la fecha, pero con él también aumentan la ilusión, las ganas y la fuerza para acometer este nuevo viaje. Tras dos años desde mi última grabación como director es lógico que la oxidación haga presencia, y en muchos momentos cometa errores en determinadas decisiones. Por eso he querido rodearme de los mejores, de un equipo que sin duda estará, ya lo está, a la altura de las circunstancias. Desde Alberto García y Esther Lastra en los papeles protagonistas, hasta Alberto Lavín como Director de Fotografía, Manuel Ortega Lasaga como Ayudante de Dirección o los compañeros de la Asociación Mano del Hado, por nombrar algunos. Sin embargo en "Ay, Pavloba" no sólo cuentan los que están en el barco, sino también aquellas personas que desde fuera aguantan mis monólogos interminables sobre el proyecto, las que me dan apoyo, me animan, me critican y consiguen que cada minuto invertido en este proyecto sea no valioso sino casi imprescindible para mi. Esas personas son también, sin duda, las mejores.
Todo esto hace que la grabación de "Ay, Pavloba", salga bien o mal (esperemos que bien, por supuesto), se convierta en una experiencia inolvidable.
2 comentarios:
Mucha suerte nanduco!!
Qué vueltas da la vida, ¿eh? Pasar de drama histórico a historia de ciencia-ficción... Estoy deseando verla. ¡Y a ver si hacemos alguna chorraduca para poner al principio, como en Los Partyculares!
Por cierto, mola la foto tuya trabajando, con la mesa llena de papeles. Pero déjame darte un consejo, Nandín: ¡¡informatízate!! ;)
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